DIÁLOGO
EN LA FACULTAD DE
BUENOS AIRES (UBA)
Profesor
(frotándose las manos)– Muy bien, queridos alumnos… Tengo noticias. Como saben,
esta es la primera clase de nuestra materia. Y quiero decirles, desde el
‘vamos’, que no vamos a enseñar como se enseñaba antes. Antes, el profesor
decidía lo que se le antojaba y los alumnos obedecían ciegamente. Pero ahora
todo va a cambiar: en nuestra clase, ¡sólo será válido lo que se decida por
mayoría! ¡Este es el nuevo principio! ¡Basta de las imposiciones de uno sobre
todos! Estamos por una nueva educación.
Alumno
(levantando la mano)– Disculpe profesor, ¿cómo se llama este principio?
Profesor–
Eh… llamémoslo… ¡Principio Mayoritario! ¿Te gusta? J
Alumno–
Mmmm… ¿y a quiénes se le aplica?
Profesor–
¿A quiénes, m’ hijo? Ahora, en este momento, se aplica a ustedes… ¡a esta misma
aula de la facultad de Buenos Aires!
Alumno
(levantando nuevamente la mano)– Profesor…
Profesor–
Sí… ¡decime!
Alumno–
Usted dice que quiere aplicar el Principio Mayoritario…
Profesor–
¡Sí, así es!
Alumno–…
que consiste en que sólo será válido lo que se decida por mayoría…
Profesor–
¡Sí, eso mismo! Me alegra que lo recuerdes tal cual lo dije… ¡Eres bueno…!
Alumno–
Ok, gracias. Pero… en realidad, yo no quería hablar de mí. Yendo al punto…. Hay
algo que me llama la atención… ¿sabe?
Profesor–
Decilo ya, no temas, no des tantas vueltas, acá todos somos iguales, ¡ahora
rige el Principio Mayoritario y tu
opinión es MUY importante!
Alumno
(suspirando)– Lo que me llama la atención es que Usted nunca acordó con
nosotros –sus alumnos– aplicar ese principio.
Profesor
(desconcertado)– ¿Eh? No entiendo.
Alumno–
Digo que, por un lado, Usted dijo recién que sólo será válida una decisión
mayoritaria… pero, por otro lado, EL HECHO ES que los 30 alumnos de esta aula
no hemos decidido mayoritariamente aplicar el Principio Mayoritario…
Profesor–
Eh…
Alumno–
Usted nunca preguntó a la totalidad del curso si queremos aplicar el Principio
Mayoritario.
Profesor–
Eh…
Alumno–
Usted nunca preguntó si la mayoría del curso estaba de acuerdo con el Principio
Mayoritario. Simplemente,
¡lo impuso!
Profesor
(nervioso)– Querido, querido… no importa. ¿Sabés qué? Lo vamos a aplicar igual.
A partir de ahora, rige el Principio Mayoritario. Todo lo
decidiremos en base al PM y…
Alumno
(desde el fondo del alma)– Todo lo decidiremos, todo… ¡pero hay una cosa que
no! ¡No decidiremos si queremos tomar todas las decisiones en base al Principio
Mayoritario…!
Profesor
(fuera de sí)– ¡Fascista, fascista! ¿Lo ven? ¿Lo ven, chicos? ¡Nos quiere imponer sus ideas a nosotros! ¡Este alumno es
un retrógrado! ¡No quiere el Principio
Mayoritario, quiere la escuela vieja! ¡Quiere los métodos obsoletos del
pasado! ¡Quiere el autoritarismo del docente! ¡Quiere la obediencia ciega del
alumno! ¿Se dan cuenta? ¿Se dan cuenta?
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