sábado, 21 de julio de 2018

“No hay un absoluto… pero el embrión no es un ser humano”. Y esto es absolutamente cierto. Réplica al Dr. Alberto Kornblihtt (CONICET – UBA) - Por Juan Carlos Monedero (h)


“No hay un absoluto… pero el embrión no es un ser humano”.

Y esto es absolutamente cierto.

Réplica al Dr. Alberto Kornblihtt (CONICET – UBA)


            Vamos a darle una respuesta a las palabras de Alberto Kornblihtt, quien expuso en el Congreso manifestándose a favor del proyecto abortista el pasado 31 de mayo[1]. Kornblihtt es Doctor en Ciencias Químicas, Biólogo, Investigador Superior del CONICET y Profesor Titular Plenario de la UBA. Sus planteos se viralizaron en las redes sociales, sobre todo en las últimas semanas, dando cierta artillería a los apologistas del aborto. Hoy en día, Kornblihtt se perfila como uno de los alfiles de la causa.




PRIMER ROUND: Vamos aclarando el panorama.

Suenan las campanas. Desde el inicio de su ponencia, el investigador plantea que presentará los últimos datos científicos que supuestamente confirmarían que un embrión no es lo mismo que un ser humano. Pero pronto se aprecian contradicciones. En efecto: “Los humanos somos mamíferos placentarios. Somos mamíferos por tener pelos y producir leche. Y placentarios porque el desarrollo solamente puede completarse dentro del útero”. Pues bien, si los humanos somos mamíferos placentarios, entonces un embrión –que crece dentro de la placenta– gestado por una mujer de la especie humana debería ser tan humano como nosotros. ¿O no?
Sigamos. Poco después, el especialista no teme en calificar al embrión llamándolo “casi un órgano de la madre” lo que, obviamente, suena muy científico a ojos vista. Pero pasemos por alto este desliz (al fin de cuentas, el que esté libre de pecado que arroje la primera piedra). Continúa Kornblihtt diciendo: “la madre –ya veremos lo que podemos decir de esta palabrita– no sólo aporta, a través del intercambio placentario, el oxígeno y los alimentos necesarios para que el embrión progrese”; comunica también “los anticuerpos, fabricados por ella, que protegen al embrión de posibles infecciones. Además, las sustancias de deshecho y el anhídrido carbónico pasan de su sangre (se refiere al feto) a la de la madre a través de la placenta”. Y concluye: “sin ese intercambio placentario, el feto no podría progresar porque se intoxicaría”. No se puede pasar por alto –como observa agudamente nuestro amigo Tomás González Pondal[2]– que si el embrión fuese “casi un órgano de la madre” (y no distinto de su progenitora), entonces tales anticuerpos defenderían solamente al propio individuo que los produce. A propósito: ¿advierte Kornblihtt que no puede haber MADRE sin haber un HIJO?
Sigue el biólogo: “Las células y órganos del embrión y más tarde del feto sufren cambios epigenéticos durante el embarazo, que son consecuencia de la íntima relación con la madre y sin los cuales el nacido no progresaría”. Es decir: esos cambios que le ocurren al embrión y más tarde al feto son necesarios para que el nacido progrese. O sea: el embrión, el feto y el nacido son el mismo ser. Precisamente por eso –porque se trata del mismo ser–, no progresaría en su crecimiento la persona ya nacida de no haber experimentado esos cambios epigenéticos en el pasado, dentro del útero. Salvo el perverso deseo de pretender establecer el aborto a cualquier precio, no hay fundamento para decir otra cosa.
“El embrión y el feto no son seres independientes de la madre”, concluye triunfalmente Kornblihtt luego de explicar y describir cómo la placenta materna es necesaria para el desarrollo del niño. ¿Alguien alguna vez había objetado ésto? ¡Objetores de placentas, marchen presos! Nosotros no vimos ninguno. El científico no ha demostrado el carácter no-humano del embrión –como prometió ante el Senado– sino simplemente su condición placentaria.
Asimismo, es llamativo que el especialista olvide que los seres humanos siempre somos seres dependientes; lo es el embrión, el feto, pero también lo es un niño recién nacido, un pequeño de 5 años, un anciano o cualquier persona que, desafortunadamente, se encuentre en coma. Es claro que la dependencia con la madre guarda relación con la viabilidad del feto o del embrión; tan claro como que ser viable es una cosa, no ser humano es otra.
En definitiva, Kornblihtt presenta datos que –interpretados rectamente– brindan más firmeza a las posiciones provida. Lo expuesto hasta acá permite establecer el carácter absolutamente necesario de la madre para la preservación de la vida de su hijo. Miren cuánto nos parecemos: el feto necesita oxígeno, alimentos, anticuerpos, deshecha sustancias, posee sangre, puede intoxicarse. Lejos de demostrar que un embrión no es un ser humano, los datos presentados nos conducen precisamente a la conclusión inversa.

SEGUNDO ROUND: sí pero no.

Luego, Kornblihtt se mete en el tema de las legislaciones. Y dice que incluso para los sistemas legales donde está penalizado el aborto “la persona humana comienza con el nacimiento con vida”, para luego decir que esto tiene lugar “cuando el bebé se separa completamente de la madre”. Si analizamos estas palabras, advertimos dos cosas: 1) el adverbio completamente implica que el bebé –antes del nacimiento– ya estaba separado de la madre, pero no completamente; y 2) más importante aún: el bebé es bebé antes de ser separado completamente de la madre. Es el sentido común que brota por los poros del lenguaje, aunque al especialista del CONICET–UBA no le guste.
Es cierto –como dice el precitado Kornblihtt– que en la Argentina la ley civil reconoce “derechos suspensivos al embrión”, derechos que se harían efectivos al nacer con vida. Es cierto. Como también lo es que la ley penal de este país condena el delito de aborto (art. 85 del Código). Pero no debería extrañar a ningún lector avisado que un abortista invoque sesgadamente la ley: es su modus operandi, no una excepción. Por otra parte, Kornblihtt no ve que concederle al embrión esos derechos suspensivos sólo tiene sentido si la persona por nacer y el embrión son lo mismo. Esta continuidad no dice nada al Investigador del CONICET pero debería llamar la atención a todo aquél que conserve un poco de racionalidad. Tampoco le resulta notorio que la ley condene por homicidio simple en concurso real con aborto (y no homicidio simple) a quien quitare la vida a una mujer cuyo embarazo le constare. Pero, ¿cómo podría significar algo para este hombre, víctima y victimario de esta hermenéutica jurídica contra la vida?
Hay más. Sigamos con este pugilato discursivo. Kornblihtt dice que “La Biología no define vida humana, define vida”. Se trata del mismo especialista que, minutos antes, sostuvo que un embrión no es un ser humano. Explíquenos algo: ¿Por qué la Biología no puede definir vida humana pero sí definir que el embrión no es un ser humano? Los datos científicos –dice el académico del CONICET– no permiten concluir que el embrión es un ser humano… pero sí permiten concluir que no lo es. ¡Miren ustedes! ¿Por qué misterioso destino los conocimientos científicos son insuficientes para afirmar la humanidad del feto pero son suficientes para negarla?
Minuto 4,00 y siguientes: “Cabe preguntarse por qué para algunos es aceptable concebir que después de la muerte legal de una persona, definida en función del cese de la actividad cerebral o del latido del corazón, se admite que sus células sigan vivas por un tiempo y resulta, para esas mismas personas, difícil concebir que un embrión humano (¡!) está formado por células vivas pero todavía no es un ser humano”. No sabemos de las dificultades que ciertas personas puedan tener para concebir eso. Lo que parece evidente es la dificultad de concebir que un embrión humano no posea una vida humana, ¿no? Lo que nos lleva a la siguiente pregunta, de profunda raigambre epistemológica: ¿Por qué como biólogos no podemos afirmar la vida humana (sí, humana) del embrión pero podemos afirmar la vida humana de Kornblihtt?

TERCER ROUND: proyectos de humanos.

Hacia la mitad de su exposición, Kornblihtt dice que “un embrión humano (¡!) está formado por células vivas pero todavía no es un ser humano”. Y se atreve a decir: “Para la Biología, un embrión es un embrión, no es un ser humano. En todo caso, es un proyecto de ser humano”. ¿Alguien puede explicar por qué un embrión humano no es un ser humano? ¿Por qué no es entonces un proyecto de elefante o de ardilla? ¿Por qué diríamos “de ser humano” si no hubiese una humanidad presente? Todavía no es un ser humano: o sea que, según la lógica abortista, próximamente lo será. Pero, ¿acaso matar al que va a ser un hombre no es matar al hombre que ya es? De nuevo, la verdad se cuela por los bordes del discurso.
Kornblihtt vuelve al ataque, y sostiene: “El concepto de vida humana es una convención arbitraria que responde a acuerdos sociales, jurídicos o religiosos pero que escapa al rigor del conocimiento científico. Esta divergencia de criterios lleva a la dificultad de ponerse de acuerdo sobre el status del embrión. Pero deberíamos ponernos de acuerdo en que no es un ser humano y que, por lo tanto, no sería un crimen interrumpir el embarazo prematuramente”. Tomemos nota de lo peligrosamente cercanos que estamos a la mentalidad eugenésica o racista: si el concepto de vida humana es una convención arbitraria, entonces lo que está en juego es la vida en todas sus formas y etapas. No se ve qué impide, en esta lógica tan peculiar, que pueda acabarse con un hombre blanco, un hombre negro, uno al que le falte una pierna o que padezca el síndrome de down.
Si el concepto de vida humana escapa rigor del conocimiento científico, ¿qué valor tiene que un científico nos hable de algo que escapa al rigor del conocimiento científico? ¿Qué valor tienen todos los títulos de Kornblihtt? ¡Él mismo se está declarando incapaz! Y más aún: si escapa rigor del conocimiento científico, tampoco se puede establecer científicamente la no-humanidad del embrión. ¿Por qué deberíamos ponernos de acuerdo en que el embrión no es un ser humano si no hay acuerdo sobre el status del embrión?

CUARTO ROUND: vuelve el jurista.

Luego, de nuevo, Kornblihtt vuelve a meterse en el Derecho (¿los datos científicos no eran suficientes?). Pretende mostrar que el embrión no es una persona, a diferencia del ya nacido, diciendo: “la pena por practicar un aborto es mucho menor que la pena por matar a una persona…”. El especialista invoca, asimismo, “el hecho de que esté permitido (¡!) abortar en casos de violación o de peligro de la vida de la madre”. Son dos los puntos que deben abordarse: las penas, por un lado, y la supuesta permisión para el aborto.
En primer lugar, como ya dijimos, el aborto está penado. Y está penado precisamente porque el embrión es una persona: de hecho, el artículo 85 del Código Penal contempla el delito del aborto en el marco de Delitos contra las personas/Delitos contra la vida.
En segundo lugar, puntualicemos que, en la Argentina, el aborto no está “permitido” sino que en algunos casos se considera “no punible”. Una acción antijurídica se declara no punible cuando la ley, por algún motivo, decide no perseguirla y por tanto no castigarla. Por ejemplo, el robo es una acción antijurídica pero realizado por un menor de edad no es punible. Aún demostrada su culpabilidad, el joven no será castigado. Hacer trabajar a un menor también es antijurídico pero no es punible siempre y cuando sean los padres, tutores o guardadores del niño los que lo hagan trabajar. Con todo y sin embargo, siguen siendo acciones antijurídicas y, por tanto, contrarias a la justicia.
Por último, cuando la ley declara no punibles ciertos homicidios –el aborto en caso de violación de mujer idiota o demente, por ejemplo– no está afirmando la inexistencia de la persona muerta. De hecho, la ley considera no punible el homicidio en el caso de la legítima defensa. ¿Y acaso el atacante abatido en esta circunstancia no es persona? Sí: tanto como el embrión.

QUINTO ROUND: Mejor ni lo hubieses abierto

    Algún espíritu maléfico –quizás el genio cartesiano– indujo a Kornblihtt a abrir el diccionario para probar que el aborto no era un homicidio. Otra explicación no hay, porque nuestro prestigioso científico leyó que en “la sexta edición de un diccionario de genética de King y Stanfield (2002)” se proponen dos acepciones de la palabra aborto, definido como:

a) “la expulsión de un feto humano del útero por causas naturales antes de que sea capaz de sobrevivir independientemente”.
b) “la terminación deliberada de un embarazo humano muy a menudo realizada durante las primeras 28 semanas de embarazo”.

       Kornblihtt cierra triunfalmente su diccionario y concluye con festividad digna de mejores nupcias: “Como se ve, en ninguna de las dos acepciones se menciona la vida humana, ni la palabra matar u homicidio”. Entendido: el mundo entero le clavó el visto. Está llegando la corona para el campeón. Lipovetzky, Rubinstein, Cristina Kirchner y Mauricio Macri están corriendo para llevársela… cuando de repente aparecemos nosotros, interrumpimos la orgía y clamamos voz en cuello: ¡Es un diccionario de genética, no de derecho y leyes! ¿Se dan cuenta? Además, el diccionario no dice homicidio pero habla de feto humano y de embarazo humano. Como dice el precitado González Pondal, el gran descubrimiento de Kornblihtt es haber encontrado un diccionario de genética que no utiliza una terminología jurídica.
Lo cierto es que el catedrático del CONICET ha cortado la rama que a él mismo lo sostiene. Su propia fuente no habla de un órgano ni de un casi-órgano-de-la-madre. Por lo visto, el autor del diccionario tampoco sintió escrúpulo alguno en llamar feto humano o embarazo humano al embrión humano, al contrario de este Doctor en Ciencias Químicas que no podría ver a un elefante en un zoológico vacío. ¿No es increíble que sea el mismo Kornblihtt el que trae a colación el diccionario? Por eso pensamos que en realidad, algún perverso genio ha de haberse metido en su cerebro y le ha obligado a invocar este salvavidas de plomo. Sin contar que el especialista habla del aborto como “la terminación deliberada” de un embarazo humano muy a menudo durante las primeras 28 semanas, ignorando que hoy en día los médicos salvan a bebés prematuros de 25 semanas de gestación. El progreso científico no cesa de incrementar las posibilidades para los mismos que Kornblihtt no hubiese tenido vergüenza en eliminar.

COLOFÓN


Termina diciendo Kornblihtt, siguiendo a los sofistas de la Antigüedad: “No hay un absoluto y los legisladores deben legislar para todos”. Como siempre, como lo sabemos ya desde Sócrates, Platón y Aristóteles, nada es absoluto… salvo las ideas de ellos. No hay un absoluto… pero el embrión no es un ser humano. Y esto es absolutamente cierto. “¡Todo adoctrinamiento es malo…!” Salvo el adoctrinamiento abortista en el Nacional Buenos Aires o en el Carlos Pellegrini. “¡Todas las posiciones son válidas!” Salvo la defensa de la vida del inocente en el vientre materno. “¡Toda violencia es censurable!” Salvo la agresión contra los templos católicos en el marco de Autoconvocadas. Está bien que refutemos, que rebatamos las posturas abortistas. Pero desenmascararlas es mejor. Vamos a ello con una adivinanza.
¿Adivinen quién dijo el 28 de febrero de este año, entrevistado por radio: “Vida humana en el sentido de la organísmica, del organismo, como dije antes, es un proceso continuo que comienza con la fecundación en el seno materno o también podría comenzar con una fecundación in vitro…”. ¿Quién lo dijo? Lo dijo el mismísimo Alberto Kornblihtt, en conversación con María O´Donnel, Tarde para Nada, Radio Con Vos[3].
Sí, estimado lector. Leyó usted el término fecundación. Leyó “vida humana” (¡pardiez!). 
¿Cómo es, Profesor? ¿No era que el concepto de vida humana era “una convención arbitraria que respondía a acuerdos sociales, jurídicos o religiosos y blablabla?
No, Kornblihtt. No conteste. Vaya, haga penitencia, conviértase y crea en el Evangelio. No queremos estar en su pellejo. Nunca, pero especialmente no quisiéramos estar el Día en que el Dios Vengador de Inocentes lo llame a dar cuentas por la sangre derramada que Usted, con sus palabras, colaboró a verter.
Nosotros, por el contrario, sigamos peleando por el Triunfo Definitivo de la Verdad y la Justicia. Peleemos como si nosotros mismos fuésemos esos embriones cuya vida, en este momento, está en peligro. ¿No nos gustaría acaso que los ya nacidos nos defendieran con toda la fuerza que tengan? Muy bien: Hagámoslo entonces nosotros.



[1] Cfr. https://www.youtube.com/watch?v=ahRfo7q4HQ8
[2] Cfr. https://m.facebook.com/story.php?story_fbid=1010066319160352&id=874904702676515
[3] Cfr. https://www.youtube.com/watch?v=-mUOHYkWFyw

18 comentarios:

  1. La verdad es tan clara y fuerte que es imposible vencerla. Muy simple y clara la réplica a este Doctor, en no se qué.

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  2. ¡Qué paliza le diste! Ganaste por knock-out!!!
    Felicitaciones y a seguir peleando.

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  3. Es un ignorante revestido de apariencia científica pero se olvida q toda ciencia se basa en teorías q son refutables y por lo tanto no absolutos, es decir q tienen bases de arena como toda su exposición carente de argumentos sólidos q aporten algo bueno o humano. Patético es tener título para Nada!

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  4. No cabe duda de q la guerra es de satanas contra DIOS. para revolver su cabeza asi..y despues dejarlo en ridiculo antes sus pares y de todos...Excelente tu trabajo!!

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    1. Qué esperabas si es del pueblo de los que mataron a Dios. No sé si notaron que casi todos los propulsores del aborto son de esa asquerosa colectividad.

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  5. Iba a poner malparido, pero j6dío maldito y MENTIROSO, IMPUGNADOR DE LA VERDAD queda más fino.

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  6. Que necesidad tiene de defender lo indefendible?Cómo se desprestigia la ciencia y el CONICET con éste tipo de investigadores.

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  7. Sr. Monedero, excelente su respuesta. Sería muy interesante se haga pública su respuesta a través de medios masivos de comunicación.
    Con este investigador, ya son 2 los profesionales del Conicet que defienden y promocionanb el aborto. Deberían preguntar los legisladores cómo es posible que se financien investigaciones por quienes quien lucrar con el aborto mundial y cómo es posible que el Conicet no está al servicio de mejorar la vida de toda persona y en toda etapa de su desarrollo. Cómo son seleccionados los temas a investigar, cuál es la política de prioridades de temas y quién los autoriza.
    Era de esperar que desde el Conicet salieran a defender la vida con argumentos claros, lógicos y naturales...solo lo hicieron desde un lógica ideológica.

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    1. Muchas gracias, estimado. Si tiene direcciones de correo electrónico de periodistas o personas ligadas a los MMCC, con gusto les puede hacer llegar mi réplica. Saludos cordiales.

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  8. Excelente refutacion a tan mentiroso como soberbio personaje.
    Felicitaciones!!

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  9. 1. "Pues bien, si los humanos somos mamíferos placentarios, entonces un embrión –que crece dentro de la placenta– gestado por una mujer de la especie humana debería ser tan humano como nosotros. ¿O no?"
    NO. Un embrión no tiene pelos ni produce leche, por lo tanto no es un mamífero (y tampoco humano).

    2. “…que si el embrión fuese “casi un órgano de la madre” (y no distinto de su progenitora), entonces tales anticuerpos defenderían solamente al propio individuo que los produce. A propósito: ¿advierte Kornblihtt que no puede haber MADRE sin haber un HIJO?
    Esto ni vale la pena aclararlo porque es semántico. Está claro que lo que dice es que la madre brinda inmunidad al embrión. El hecho de llamarle madre a la gestante no humaniza al embrión, aunque es su hijo desde el momento es que se configura en su deseo de ser madre. La dra. Stolkinner lo explicó muy bien.

    3. “Es decir: esos cambios que le ocurren al embrión y más tarde al feto son necesarios para que el nacido progrese. O sea: el embrión, el feto y el nacido son el mismo ser. Precisamente por eso –porque se trata del mismo ser–, no progresaría en su crecimiento la persona ya nacida de no haber experimentado esos cambios epigenéticos en el pasado, dentro del útero. Salvo el perverso deseo de pretender establecer el aborto a cualquier precio, no hay fundamento para decir otra cosa”
    EL “ser” es una categoría metafísica no biológica. El embrión, feto, y el bebé son el mismo cuerpo en diferentes estado. No puede progresar un nacido que no nació (que no experimentó los cambios epigenéticos debido a un aborto). Esto es un descubrimiento?

    4. El científico no ha demostrado el carácter no-humano del embrión –como prometió ante el Senado– sino simplemente su condición placentaria.
    Supongo que se concluye esto con base en los razonamientos equivocados anteriores, por lo que no hay razones para que esta afirmación sea verdadera.

    5. “1) el adverbio completamente implica que el bebé –antes del nacimiento– ya estaba separado de la madre, pero no completamente;”

    No. Implica que el nacido estaba unido pero no completamente. No tiene sentido separar completamente algo que ya está separado.

    “y 2) más importante aún: el bebé es bebé antes de ser separado completamente de la madre. Es el sentido común que brota por los poros del lenguaje, aunque al especialista del CONICET–UBA no le guste”

    Este razonamiento es equivocado y se deriva del razonamiento anterior.

    No continuo porque no tengo más ganas, es fácil y aburrido entender todos los errores de razonamiento que tiene este post. Me daría vergüenza y lo borraría.

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    1. Qué lástima que no continúes porque no tenes ganas.

      Avisame cuando te vuelvan, porque deseo responderte.

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    2. El supuesto comentario buscando errores comete un grave error solo en el punto 1.
      "NO. Un embrión no tiene pelos ni produce leche, por lo tanto no es un mamífero (y tampoco humano)." Segun esta negacion, un niño no es ni humano ni mamifero por que tampoco produce leche.... Saludos

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  10. Aun teniendo en cuenta de que parte de errores de interpretación, este texto es malo con ganas. Bueno, algo se le puede rescatar: no es peor que el artículo sobre feminismo, ese si da vergüenza ajena

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    1. Explícate un poco mejor, por que lo único malo y con ganas es tu comentario, que da una opinión general sin argumentos! saludos

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