Manipulación de Nuestro Señor Jesucristo y el aborto
Réplica
a Ernesto Tenembaum y a Cecilia Ousset,
por
un artículo publicado en Infobae
Por Juan Carlos Monedero (h)
Sólo la notable difusión del portal
de Infobae
justifica un comentario sobre el artículo de Ernesto Tenembaum publicado ayer
domingo 10 de junio, titulado “Jesús
votaría por la despenalización”, y otros argumentos conmovedores[1].
En efecto, no lo justifica el título (Nuestro Señor nunca votó nada, es
más: murió como consecuencia de una votación, el Viernes Santo, ¿se acuerdan? ¡Crucifícalo, crucifícalo!… Y todo el pueblo
respondió: Que su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos. Mateo
27, 25); tampoco lo justifica el prestigio del periodista en cuestión,
tristemente célebre por sostener que no le parece mal que las personas consuman pornografía infantil[2].
Pero Tenembaum no viene solo. En su
artículo comenta las expresiones vertidas por Cecilia Ousset, tocoginecóloga autodenominada
católica. Ousset saltó a la fama en
los últimos días por haber firmado una carta a favor del aborto[3] y, en esta oportunidad, el
periodista de pocos escrúpulos la entrevista en calidad de intérprete de “lo que habría dicho o hecho”
Nuestro Señor Jesucristo. La carta –de probable doble autoría, empieza como una
católica convencida y termina como una de Las
Rojas– expresa cosas como:
“Yo me siento muy avergonzada… Por eso me siento obligada a hablar. Sinceramente,
creo que he pecado por la manera en
que trataba a las mujeres que llegaban desangrándose a la guardia del hospital.
En su mayoría, eran mujeres jóvenes y pobres, algunas de ellas con varios
hijos, que en su desesperación se practicaban abortos con cualquier
inexperto…Nosotros las tratábamos como delincuentes.
Llamábamos a la policía”.
Le voy a
decir a Cecilia, por una vez, la verdad. Ella no pecó por tratar como
delincuente a quien cometió un delito. No pecó por considerar que nadie –pobre
o rico– tiene “derecho” a matar a sus hijos. Todos tenemos que respetar la
vida, Cecilia. No subestime a los pobres. Son pobres, no discapacitados morales.
Está
pecando en cambio ahora, sí, ahora, al firmar su carta, al
permitir que circule, pretendiendo debilitar el campo de los católicos provida.
No se confunda Cecilia.
Tenembaum
le otorga más espacio a Ousset: “He visto mujeres
moribundas que eran interrogadas para que digan quién les había realizado el
aborto en los últimos minutos de su vida. En lugar de entender, nosotros
juzgábamos. Y eran muchas”. Nuevamente la falacia de la tocoginecóloga, que no
se agota en el campo especulativo sino que tiene profundas consecuencias en la
vida de las personas, en su destino: si viven o mueren. ¿Cómo que entender y juzgar son opuestos? ¿De
dónde saca Cecilia que juzgar es opuesto a entender? Hay que repudiar este
sofisma, según el cual –como parece deslizar esta apologista del crimen– juzgar
y amar son incompatibles. ¿No hay amor en intentar vengar la vida de
un inocente? ¿Por qué la Policía debería abstenerse de interrogar sobre la persona que le acaba de realizar
un aborto a esa mujer? Si no investiga, diríamos que es cómplice de la
delincuencia. Si investiga, es insensible.
Es la persona que realiza la práctica abortiva –y
no el Estado que la condena– quien ha llevado a esa mujer (pobre o rica) a la
muerte. Si no hubiese abortado, viviría.
Cecilia
dice que está avergonzada. No debería estar avergonzada de haber cooperado
con la ley argentina durante su paso por el hospital público; no debería
avergonzarse de intentar vengar la muerte de un inocente sino de estar favoreciendo
que un niño sea asesinado, escondiéndose en su curriculum vitae según el cual “es católica”, tiene “4 hijos”,
asiste a misa “todos los domingos” y blablabla. Todas cosas dichas al principio
de su carta –que Tenembaum, hábilmente, coloca en el inicio de su propio
artículo– con el fin de hacer bajar la guardia del hipotético lector.
Luego
viene la consabida dialéctica clasista,
caballito de batalla omnipresente en el discurso abortista. Porque Ousset
cuenta que en la práctica privada –no ya en el hospital público– pasaban por su
consultorio “chicas de clase media”, que pedían “ayuda” dado que “si mi mamá se
entera me mata”. ¿No es una paradoja del destino que, justamente, la misma joven
embarazada –que teme que su mamá la mate,
es decir, que le dé una buena
reprimenda– no tema matar a su propio hijo? Cecilia, si usted trató de
forma distinta a esas chicas “de clase media” que venían a verla para que las ayudara con su embarazo… ¿no será porque
usted –en el período en que dice no haber sido favorable al aborto– ya tenía
cierta fama digamos de que podía realizar cierto tipo de ayudas?
Y sigue: “lo peor de todo es que yo no las trataba como a
las mujeres del hospital público. Las escuchaba, trataba de convencerlas de que
no lo hicieran. Y luego ellas lo hacían igual en otro lado. Algunas eran hijas
de amigos o conocidos míos. La diferencia entre unas y otras es atroz e
injusta”. En primer lugar, atroz
e injusto es el aborto. Segundo, es obvio que las traten distinto: una cosa
es llegar al hospital después de haber cometido visiblemente un crimen. Y otra
cosa es una consulta privada a una tocoginecóloga, cuando el asesinato del niño
todavía no ha ocurrido. Detalles, ¿vio? Sin embargo, eso no quita que el
hospital público haya obrado correctamente. Usted decide actuar distinto en el
ámbito de la práctica privada… ¿Y es el hospital el que tiene que adaptarse a
usted?
¿Por qué
no se adapta usted al hospital?
Pero Tenembaum está decidido a
darle más espacio a esta bautizada, y nada menos que en calidad de intérprete
de Nuestro Señor. A mí me sorprende que le interese tanto el catolicismo de repente.
Dice la desdichada Ousset ante una pregunta directa del periodista: “A mí me
pasó que en un momento sentí que estaba yendo justamente contra los principios
de Jesús, que era tan piadoso con los débiles, con las prostitutas”. No, Cecilia. No se confunda: las
prostitutas llegarán al Cielo mucho antes que usted. Por otro lado, ¿no se le
paralizó la mano al escribir sobre “la piedad” de Jesús para con “los débiles”?
¿Podemos concebir a alguien más débil
que el niño por nacer? ¿Hay alguna acción más impiadosa que el aborto?
Sigue la tocoginecóloga, en un lacrimoso
speech que provocaría la envidia de Robert De Niro: “Sentí
que, en función de lo que me habían enseñado en la Iglesia, me había deshumanizado,
y había abandonado los verdaderos principios cristianos. Yo escucho que dicen
que defienden dos vidas cuando, en realidad, la criminalización muchas veces
produce dos muertes”. A
ver, Cecilia. Si hay dos muertes, es porque hubo dos personas vivas. Por una
vez, hablemos claro. No hay mayor deshumanización que el aborto: precisamente,
quien destruye a un embrión es porque, antes, le ha negado el carácter de
humano. Y encima habla de “los verdaderos principios cristianos”. Que yo sepa,
los principios cristianos –tan importantes para Tenembaum en
los últimos 15 minutos– puede extraerse del Evangelio. Y allí es donde uno lee,
no sé usted Cecilia, que los condenados habrán de preguntar a Cristo Rey en el
Juicio Final cuándo lo habían abandonado, cuándo lo habían dejado
sin auxilio, con hambre. A lo
que Nuestro Señor les responderá:
“Os aseguro que cada vez que no lo hicieron con
el más pequeño de mis hermanos,
tampoco lo hicieron conmigo” (Mateo
25, 45).
Y ese día
en que ese Jesús –al que pretende
usted manipular– le pida cuentas por “el más pequeño” de sus hermanos, EL NIÑO
POR NACER, realmente no quisiera estar en su consultorio.
[1] Link:
https://www.infobae.com/politica/2018/06/10/jesus-votaria-la-despenalizacion-y-otros-argumentos-conmovedores/
[2] “¿Cuál es el
problema de tener pornografía infantil?” dice textualmente el periodista. Link:
https://www.youtube.com/watch?v=AEwNlawIk1g
Felicitaciones x tu carta querido hno en XTO!!!....esta vergüenza de "católica" debería ser excomulgada.
ResponderEliminarExcelente!
ResponderEliminarExcelente su carta Sr Monedero! Le agradezco y celebro su defensa a nuestra fe y a nuestras convicciones!!
ResponderEliminarExcelente y claro Estimado. GRACIAS!
ResponderEliminarConozco a Cecilia..y se de sus luchas por salvar la vida de su hermano politico. Me desilusiona esta incoherencia..aun mas siendo medica..no puede desconocer que la vida se inicia en la concepcion.
ResponderEliminarNo quiero ser neutral Cecilia.Consulta vale mas la Vida del q nacio que aquella del que esta por nacer?
Muy buena respuesta estimado Juan Carlos Monedero, gracias por poner al servicio de nuestro Señor todos tus talentos. Rezo regularmente por todos ustedes son un gran ejemplo para nuestros hijos. Dios los siga inspirando!!!
ResponderEliminarGracias x su claridad, y por estar atento , en guardia, combatiendo contra esta ola de oscuridad y confusión que crean estos asesinos que vienen por todo!!!
ResponderEliminarPor lo visto esa Sra.,por llamarla de alguna manera, se debió olvidar del juramento hipocrático, si es que alguna vez lo realizó.
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