jueves, 17 de mayo de 2018

La nueva ingeniería social del Tribunal Supremo de Elecciones (artículo especial sobre Costa Rica)


La nueva ingeniería social del Tribunal Supremo de Elecciones

(especial para Costa Rica)

Por Juan Carlos Monedero (h)

Este lunes 14 de mayo, el Tribunal Supremo de Elecciones aprobó y reguló el cambio de nombre por “identidad de género autopercibida”, quienes lo soliciten al Registro Civil.
No es extraño que la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) esté detrás de esto. Tampoco lo es que el pretendido cambio haya sido concebido como carente de formalidades y gratuito. ¿Por qué el estado debe invertir su dinero en una actividad que ni es rentable ni es culturalmente edificante? ¿Por qué una percepción genera derechos?
Juan Pérez se percibe como dueño y propietario de la Standar Oil Company: ¿eso le da derecho a intervenir en sus reuniones de comisión? ¿El Estado debe facilitarle entrar por la puerta?
Yo me percibo como un jugador de fútbol profesional: ¿estoy habilitado para pelear por la titularidad de la Selección Argentina, junto con Leo Messi?
Susana es ciega, pero se autopercibe como capaz de manejar cómodamente en calles de pueblo. Conoce el lugar porque ha vivido allí, y si no le mueven nada se maneja, según dice, aceptablemente. ¿El Estado debe permitirle conducir?
Según la versión de https://www.elmundo.cr/costa-rica/, el glorioso Tribunal eliminaría la indicación del sexo de nacimiento de tales personas, a fin de –según dicen– evitar “efectos estigmatizantes”.
Bienvenidos nuevamente a la borrachera del absurdo: ¿Por qué eliminar esta indicación? Si Raúl se percibió varón durante años, el lunes 7 de mayo se percibe mujer, el insigne Tribunal reconoce la validez absoluta de esa percepción… pero al mes siguiente Raúl se percibe nuevamente varón, ¿no tiene el derecho irrestricto, consagrado por todos los tratados de Derechos Humanos, de ser percibido por el resto del mundo como varón? Y si el 7 de junio quiere dejar de percibirse varón y pasar a sentirse nuevamente una mujer, o una niña de 4 años… ¿Le buscamos un Jardín de Infantes?
Pero si Raúl, o Raúla, se autopercibe como una anciana de 89 años podríamos mandarla a un Geriátrico.
No veo por qué no mandarlo al Zoológico si se sintiese un perico.
¡Qué acto de arbitrariedad jurídica sería impedirle orinar en la vía pública si, en su corazón, se autopercibiese como un perro!
Bienvenidos al siglo XXI, a la Modernidad, al Progreso, a la Tolerancia, a la Democracia. Si este hermoso país de Costa Rica quiere ser una nación para los costarricenses –y no un laboratorio al servicio de experimentos ideológicos– deberá combatir por la defensa del Sentido Común y dar testimonio en todas partes de que las cosas son como son, que 2 + 2 son 4, que el pan es pan, que el vino es vino, y que un varón es un varón y una mujer es una mujer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario