El
caso de la denuncia del lobby judío
en el
artículo de la periodista Denise Shomaly
Por Juan Carlos
Monedero (h)
El
eterno quejido de los adolescentes sobre la Filosofía que no
entienden es proverbial. Que el profesor explica mal. Que no sigo la clase. Que
mis compañeros no dejan de hablar y, encima, no me interesa. Los que son más
finos (intelectualmente hablando) añaden: Que no le veo relación con mi futura
profesión. Etc.
Pero
este artículo no trata de pedagogía.
Dentro
de la Filosofía ,
hay una benemérita parte de ella que se denomina Lógica. La lógica enseña las
reglas del razonamiento, es decir, las normas que un razonamiento debe cumplir
para ser correcto. Por contraste, dentro de la lógica se estudian las falacias.
Esto es, aquellas argumentaciones que parecen comunicar conocimiento. Y dentro
de las falacias hay una muy conocida: ad
hominem. Cuando una persona no desea discutir racionalmente con otra, suele
utilizar la falacia o recurso ad hominem:
el camino más rápido. Atacarla personalmente en vez de molestarse en pensar si
lo que dice es correcto. Por el contrario, quienes tienen suficientes elementos
racionales para la polémica no incurren en esta bajeza, pues no la necesitan.
Hasta
aquí, nuestro adolescente llorón podría bostezar un poco.
Pero
la realidad ha superado esta magra clase de lógica que acabamos de leer. Veamos
el caso de la señorita Denise. Denise Shomaly es periodista, recibida
por la
Universidad Católica de Chile. Hizo su Master en
Comunicaciones por la
Universidad de Minnesota, en Estados Unidos; es docente e
investigadora. En el año 2005, publicó un artículo titulado “El lobby judío controla la industria cultural estadounidense”[1]. Algunos dicen que un
periodista debe buscar el éxito. Otros retrógrados seguimos pensando que un
periodista debe buscar la comunicación de la verdad. Sea como fuere, la señorita
Shomaly parece haber alcanzado varias cosas. Al menos si entendemos el término éxito como sinónimo de repercusión (¿qué
podría ser más deseable que publicar un artículo y que, en poco tiempo, se
generase una marea de reacciones mundiales, a favor y en contra?).
Parece que
el adolescente escéptico ya se despertó. En efecto, publicado el artículo y
generando apoyos y rechazos, decidimos reparar en un periodista italiano
llamado Gennaro Carotenuto, el cual pegando el grito en el cielo –o en el
firmamento, si es agnóstico– salió a cuestionar el artículo de su colega. O a
su colega. Porque su réplica[2] no
niega ninguno de los datos que la periodista chilena había puesto al
descubierto, pero sí abunda en descalificaciones personales –auténticos ad hominem, según la recia y antiquiis Lógica– cuyo efecto buscado no
puede ser otro que el desvío de la cuestión de fondo: ¿existe un lobby judío
que domina la totalidad de los medios de comunicación? ¿Sí o no? Lo preguntamos así, de forma disyuntiva, como las
dubias de los Cuatro Cardenales dirigidas al Papa Francisco.
Como
ven, se insulta y descalifica cuando ya no se puede más. Y no pueden más lo que
edifican una vida de espaldas a la verdad, sintiendo náuseas cuando ésta es
revelada. Es la paradoja del hombre: creado para amar la verdad, si vive
contrario a ella, ya no le resulta hermosa y agradable sino peligrosa e
indeseable. Tengamos la valentía de vivir según la Verdad , que es Dios mismo.
[1] Cfr. http://chiwulltun.blogspot.com.ar/2009/08/el-lobby-judio-controla-la-industria.html;
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=35090;
[2] Cfr. http://www.gennarocarotenuto.it/222-antisemitismo-de-izquierda-una-carta-a-rebelion/
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