El paro docente, Baradel y el gobierno
Por Sebastián Miranda
Hace
23 años que soy docente, estoy fuera de casa 11 horas diarias para poder vivir
dignamente, me pagué mis estudios terciarios y
universitarios con mi trabajo, nunca hice un paro y Baradel no me representa.
No me representa el privar a los chicos de un día
de escuela, que es un derecho, no me representa el docente que considera a su
actividad un simple trabajo y no una vocación, no me representan los programas
sin valores, teñidos del más recalcitrante izquierdismo y de la más manifiesta
inmoralidad contrarias al orden natural y a nuestras tradiciones.
No me representa el docente que falta
continuamente a clase aprovechándose de un estatuto que da lugar a cualquier
cosa, no me representa el docente que no quiera capacitarse, el que abusa de
las licencias, el que no exige a sus alumnos, el que no los respeta. No me
representan los que permitieron el ingreso de La
Cámpora a
las escuelas.
Pero tampoco me representa un gobierno que exige
cada vez más a los docentes, que quiere profesionales como en Finlandia pero
pagándoles sueldos como si fueran mano de obra barata, que habla del trabajo en
negro pero que no elimina un sinfín de sumas no remunerativas que son un robo.
No me representan los que no pagan las
innumerables horas extras que dedicamos a la planificación, elaboración de
guías y correcciones. No me representan los que no dan importancia a este
tiempo que sacamos a nuestras familias y esparcimiento.
No me representan quienes exigen al docente que
sea autoridad, psicólogo, asistente social y que cumpla las funciones que la
sociedad, las familias y el Estado abandonaron.
No me representa un gobierno que aumenta los
impuestos un 40% (ABL, patentes), que aumenta los servicios un 200%, la nafta
(aunque la empresa sea estatal) continuamente, que pide solidaridad cuando nos
recarga impositivamente con cargas altísimas, que a una familia de clase media
le exige bienes personales, impuesto a las ganancias, que cada vez que hay que
comprar algo quita para el Estado el fruto de nuestro trabajo mientras no
recarga de impuestos a la timba financiera y a las mineras, pero quiere que el
aumento a los docentes sea de un 18% en 4 cuotas.
No me representa el gobierno que abrió un
"voluntariado" para quienes quieran dar clase, despreciando el
profesionalismo y la capacitación de muchos docentes. No me representan quienes
no se dan cuenta que en los países avanzados, de los que tanto hablan, los
docentes son seleccionados de entre los mejores promedios y cobran sueldos que
les permiten vivir con dignidad.
Me representará el gobierno y los docentes que:
entiendan que la escuela es cantera de formación en contenidos, métodos de
estudio, amor a Dios, a la
Patria y a la
Familia. Me representará
el gobierno que incentive la vocación docente, que pague sueldos dignos, que
pelee con los sindicatos corruptos para eliminar del estatuto todo lo que
facilita que docentes que parasitan el sistema se aprovechen de él para cobrar
sin trabajar. El gobierno que incentive a los que abrazan la docencia como
vocación y acción de servicio pero que a la vez les permita vivir con dignidad.
Mañana (aunque empezamos a concurrir al colegio
el 3 de febrero, no tenemos "3 meses de vacaciones"), como hace 23
años, nuevamente cargado de esperanzas, de sueños, de un amor desbordante por
la vocación que Dios quiso que tuviera, pero también con la clara conciencia de
que hay mucho por hacer desde arriba y desde abajo...
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