El
debate sobre la enseñanza religiosa.
Réplica
a Marcelo Alegre, Profesor de Teoría Constitucional, Facultad de Derecho (UBA)
A propósito de su artículo
“Enseñanza religiosa: inconstitucional”
(Clarín, 6 de septiembre
de 2017)
Por Juan Carlos Monedero (h)
Bachiller y Licenciando en Filosofía
El asunto en torno a la enseñanza religiosa, así
como los debates históricos y conceptuales que ha venido suscitando, demandaría
numerosas reflexiones que este formato no facilita. Detengámonos al menos en
uno de los planteos, exhibámoslo para luego decir algo al respecto.
En
un reciente artículo reproducido por el diario Clarín[1], el Prof. Marcelo Alegre –Docente de Teoría Constitucional por la Facultad de Derecho
(UBA)– ha formulado varios argumentos oponiéndose a la enseñanza religiosa curricular
en los colegios públicos. Según él, este tipo de instrucción “viola” el derecho
de los niños “a una educación de calidad, porque permite la eventual enseñanza
de contenidos dogmáticos incompatibles con el espíritu crítico que debe animar
a la educación pública”. De esta manera, se podría imponer “una lectura
literalista de textos religiosos que colisione frontalmente con la evidencia
científica sobre el origen del universo y de las especies…”.
El artículo sigue pero nosotros nos
detendremos en este punto. El argumento es claro: si en los colegios públicos
se enseñase religión, podría difundirse algo que –potencial o inmediatamente–
entrara en contradicción con “evidencia científica”. Y dado que lo evidente es
lo que se ve; dado que lo que se ve
no puede ser tildado de irreal, parece que los alumnos serían engañados.
Son los rudimentos inconcientes del
argumento, lo que éste comunica al menos subterráneamente. Y dado que el Prof.
Alegre parece especialmente dispuesto a ejercitar el espíritu crítico –propio, según sus palabras, de la educación pública–
vamos a seguir por este camino. Y se lo aplicaremos a él. O mejor dicho, a su
argumentación.
El
asunto –apenas deslizado– sobre el origen del mundo y las especies debe ser
explicado con claridad. Según el Prof. Alegre, si la enseñanza religiosa
curricular fuese efectiva en los colegios públicos, podría haber una
contradicción entre la interpretación del Génesis (el primer libro de la Biblia ) y la teoría darwinista
de la evolución. En efecto, mientras que esta teoría sostiene que todos los
seres proceden de un primer ancestro común, a través de transformaciones lentas
y graduales, en los primeros capítulos del Génesis se puede leer cómo Dios crea
por separado a las especies. Asimismo, mientras que el motor de la transformación
de las especies sería, según la teoría, el puro azar –sin intervención de
ninguna guía o propósito divino–, lo que se desprende de la lectura de la Biblia es justamente lo
contrario: la Mente
Divina ha pensado, diseñado cada ser –y en especial, al
hombre– en vista a un fin. En el
principio fue el Verbo, agrega San Juan desde el Evangelio. “En el
principio fue el azar”, todo es azar y
necesidad, escribió Jacques Monod.
Ahora
bien, la pregunta del millón es la siguiente: ¿es cierto que la enseñanza
religiosa contradice la evidencia científica?
Aquí Alegre parte de un supuesto tácito
pero no demostrado: el supuesto de que la teoría evolutiva está abrumadoramente
respalda por la evidencia científica. Pero, ¿es así? En el año 2005, un prestigioso
cuerpo de científicos asumió el compromiso de firmar públicamente un manifiesto
titulado “A Scientifici Dissent from Darwinism” (Un disenso científico al Darwinismo), declaración que vio la luz en septiembre del
mismo año. El documento–que puede leerse en inglés[2] y en
castellano[3]– arroja
la nómina de no menos que 800 profesionales en todo el mundo[4], de
las más diversas disciplinas, que han avalado la siguiente frase:
Somos escépticos
acerca de las afirmaciones de que las mutaciones aleatorias y la selección
natural puedan explicar la complejidad de la vida. Debe fomentarse un cuidadoso
examen de la evidencia a favor de la teoría darwinista.
Existen razones para
una actitud, como mínimo, de prudencia. Además del presente argumento de
autoridad, hemos profundizado aquí[5]
y aquí[6]
en cuestionamientos de fondo a los pilares de la teoría. También sobre el tema del
origen del mundo[7]. Existen
razones, por tanto, para considerar que la enseñanza religiosa no “colisiona
frontalmente” con la evidencia científica –que era el argumento del Prof. Alegre–
sino con la ideología antiteísta y
antifinalista. Es decir, con la pretensión apriorística y prejuiciosa de
que el mundo no puede estar dirigido
o pensado o diseñado por una Mente Superior. Ideología que subyace
en el planteo de quienes sostienen la teoría darwinista de la evolución.
La enseñanza
religiosa no sería contraria, por tanto, a la evidencia científica sino a la ideologización
de la ciencia y a la interpretación sesgada de los datos que las distintas
disciplinas ofrecen.
Lleguen estas líneas
al Prof. Marcelo Alegre, y si fuera su deseo conversar o debatir públicamente
el tema, sepa el mencionado docente que nos encontrará bien dispuestos a ello.
Y puesto que su motivación parece ser la de salir en defensa de la
evidencia científica –supuestamente conculcada por los planteos
vinculados a la enseñanza religiosa– desde este artículo hacemos una reconvención
al precitado catedrático para que sondee “con espíritu crítico” propuestas que,
especialmente desde el campo del Derecho, pretenden legitimar la práctica del
aborto amparándose precisamente en afirmaciones contrarias a la evidencia científica (“el feto sólo es un conjunto
de células”, “no es una vida humana”, “no es una persona humana”, etc.). Allí
encontrará numerosos ejemplos de “enseñanza” de “contenido dogmático” que
colisiona frontalmente con la más pura evidencia. Estaremos encantados de leer
su próximo artículo al respecto.
[1] Cfr. https://www.clarin.com/opinion/ensenanza-religiosa-inconstitucional_0_B1Rppo3FW.html.
[2] Cfr. http://www.dissentfromdarwin.org/
[3] Cfr. http://www.dissentfromdarwin.org/about/esp/.
La misma página web se encarga de aclarar: “Las personas que firman la
disensión científica sobre el darwinismo deben tener un doctorado en un campo
científico como la biología, la química, la matemática, la ingeniería, las
ciencias computacionales, o una de las otras ciencias naturales, o deben ser
médicos acreditados y desempeñarse como profesores de medicina”.
[4] A Scientific Dissent From Darwinism.
(noviembre 2016). Recuperado de http://www.discovery.org/scripts/viewDB/filesDB-download.php?command=download&id=660.
Tal como la página informa, quienes deseen suscribir este aserto deben contar
con las siguientes condiciones: “Las personas que firman la disensión
científica sobre el darwinismo deben tener un doctorado en un campo científico
como la biología, la química, la matemática, la ingeniería, la ciencias
computacionales, o una de las otras ciencias naturales, o deben ser médicos
acreditados y desempeñarse como profesores de medicina”.
[5] Cfr. http://apologetica-argentina.blogspot.com.ar/2016/05/carta-de-lectores-enviada-la-nacion-el.html
[6] Cfr. http://apologetica-argentina.blogspot.com.ar/2016/05/el-escarabajo-bombardero-o-la.html
[7] Cfr. http://apologetica-argentina.blogspot.com.ar/2016/05/la-fe-catolica-el-materialismo-y-la.html
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